Archivos Mensuales: diciembre 2011

De “actriz” a “modelo”

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Sí señor, como habéis leído. “MODELO”. Ahora resulta que voy a acabar haciendo lo que sería un imposible en Europa ya que yo tengo de modelo lo que de rubia.

Esta vez me han pagado más, así que me ha venido genial para ir ahorrando para mi viajito por el sur de Asia en vacaciones de Año Nuevo chino.

A pesar de que no tenía ni idea de desfilar con una botella de alcohol en la mano tengo que reconocer que me lo he pasado en grande, ¡y además trabajé con Raquel y Gabi!

Encontramos el currillo por medio de la misma mujer que nos consiguió el del la serie china aunque en realidad con la mujer que trabajábamos era otra distinta.

Para ese mismo fin de semana Gabi había encontrado otro curro así que como buscaban a otra más en el que me ofrecieron a mí, llamé a Raquel y fuimos a citarnos con esta mujer. Le parecimos bien las dos, nos explicó un poco lo que íbamos a hacer y nos dijo que teníamos que comprarnos tacones negros para la ocasión.

Lo que no nos podíamos imaginar es que Gabriela también iba a trabajar con nosotras, ¡pensábamos que era otro lugar y otro curro distinto! Lo único que cambió fue el intermediario pero finalmente estuvimos las tres juntas, nos encontramos a Gabriela en el autobús.

Tardamos unas 6 horas en llegar a nuestro destino, que no se encontraba en provincia de Yunnan, sino en la de Guizhou.

Nada más llegar nos alojaron en un hotel de cuatro estrellas, y nos dieron de cenar así que imaginaos la calidad del asunto, no he pisado en China un hotel de tal calibre ni comido comida tan rica.

Nos llevaron al hotel donde se iba a celebrar el evento y estuvimos ensayando la parafernalia en el salón donde íbamos a celebrar el show, un lugar bastante parecido a donde se celebran las bodas en España.

Nos dijeron lo que teníamos que hacer y nos dieron el vestuario junto con toda la gente que estábamos allí, que entre cantantes, bailarinas, presentadores, etc. éramos un montón. A eso de las 12 de la noche volvimos al hotel a dormir y mi cama era mil veces que mejor que la de Kunming.

A la mañana siguiente a las 9 ya estábamos en pie y volvimos a ensayarlo todo en el escenario que ya casi estaba todo montado y el show comenzó a las 6 de la tarde.

Os cuento en qué consistía mi función. Debía de desfilar (como podía) con un traje ridículo y una botella de alcohol en la mano (evidentemente era lo que se promocionaba). Tras desfilar en parejas teníamos que acercarnos cada una a una mesa distinta en la que la gente estaba comiendo y colocar una botella por mesa.

Posteriormente nos cambiábamos de ropa (mi vestido era el más horroroso de todos) y volvíamos a desfilar y las extranjeras terminamos bailando al son de unos timbales africanos, ya que un grupo estaba contratado para tocar música africana.

Volvimos a ponernos el primer vestido chino y terminábamos el evento levantando la típica frase promocional en unos cartelitos que nos dieron a cada una. La pena es que tengo un video y no puedo colgarlo, si me vierais creo que la carcajada saldría en menos que canta un gallo. Creo que cuando estábamos allí no parecía tan surrealista, pero una vez que  enseñábamos el video a nuestras amigas y veíamos la reacción, pudimos comprender la magnitud del asunto.

Me pagaron 1000 yuanes, me trataron de lujo, me lo pasé genial y viví una experiencia única. Ojalá viva una situación similar en China, no me importaría para nada volver a hacer un trabajillo igual.

Regresamos a Kunming el mismo día de madrugada, viajamos de noche cagados de frío porque al conductor se le ocurrió poner el aire acondicionado en el autobús y nadie se quejó porque cuando me di cuenta ya faltaban 10 minutos para llegar. En fin, este tipo de cosas sólo pasan en China…

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Bamei: un paraíso perdido

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Hace dos semanas me fui de viaje improvisado al lugar más bonito que he visto hasta ahora en este país.
En realidad no tenía planeado para nada salir fuera de Kunming ese fin de semana pero dio la casualidad que Gabi tenía el billete de autobús comprado para irse con Laura y al final le salió un currillo el
viernes y como no podía cambiar el billete, me dio a mí el suyo y se reunió con nosotras en Bamei un día más tarde.
Laura y yo salimos de Kunming el viernes por la tarde-noche en un autobús con camas. Creo que es una idea magnifica eso de viajar durmiendo, además de no tener que pagar hostal esa noche, casi ni te enteras de un viaje de unas 8 horas. Desgraciadamente en estepaís, al haber tantas personas, la gente no suele tener mucha consideración por los demás, así que el conductor además de tener la música puesta, se dedicó a ir silbando durante toda la noche. Bendito viaje…

Llegamos a Guannan de madrugada y nos dejaron dormir un poco más en la estación. Sobre las 8 de la mañana nos fuimos a desayunar y justo enfrente de la estación se encontraba la parada de autobús que nos llevaba a Fali, un pueblecito a unos 40 minutos en bus de Guannan. Ya en Fali compramos las entradas para entrar en Bamei. El ticket normal cuesta 100 yuanes, pero por eso de tener tarjeta de estudiante nos salió por 70.

Tras recorrer unos 5 minutos en una pequeña carroza llegamos al mini puerto donde debíamos coger una barquita que nos llevaría a nuestro destino. Allí conocimos a la que llegaría a ser nuestra
anfitriona: una mujer de la minoría zuang que además de hospedarnos en su casa por  sólo 15 yuanes la noche por persona, nos cocinaba todos los días.
Nos subimos en la barquita que cruzaba la cueva más hermosa que he visto en mi vida. Creo que estuve con la boca abierta durante los 10 o 15 minutos que duraba el trayecto hasta Bamei.


La mujer que nos acogió nos llevó hasta su casa y nos enseñó la habitación que nos pareció perfecta y nos preparó la comida, después de la cual nos echamos una buena siesta ya que estábamos de fin de
semana de relax total. Yo dormí durante hora y media y Laurita estuvo unas 4 horas planchando la oreja así que mientras tanto me puse a jugar con las hijas de la dueña.
Nos fuimos a pasear por el pueblo y alrededores y acabamos tomándonos una cervecita en un puente precioso. Durante toda nuestra estancia en Bamei el tiempo fue maravilloso y pudimos estar en manga corta todo el tiempo debido a que se encuentra casi en zona tropical.

Al día siguiente llegaba Gabi así que fuimos a recogerla y nos pusimos en camino para ir a visitar otras dos cuevas que había cerca del pueblo. Cada vez que nos subíamos en una nueva barquita teníamos que
recortar un pequeño ticket de la entrada que habíamos comprado el día anterior.

Tras cruzar dos cuevas igual de maravillosas que la primera, llegamos a una aldea por la que estuvimos paseando y por la tarde volvimos a Bamei y estuvimos practicando unas cariocas que fabricó Gabi para nosotras.

Al día siguiente tomamos la decisión de volver a Kunming las tres, así que aprovechamos la mañana para pasear por el campo y justo después de comer comenzamos nuestro camino de vuelta, el cual fue exactamente el mismo que el de ida.

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